lunes, 27 de octubre de 2008

El conflicto en Georgia

Georgia se encuentra en una situación de inestabilidad política desde 1991. Además de problemas políticos, los gobiernos de Georgia se tuvieron que enfrentar al problema secesionista de Osetia del Sur y de Abjasia. Los problemas secesionistas surgieron ya en 1989 cuando Osetia se declaró República Autónoma dentro de Georgia, pero esta no aceptó la decisión. La respuesta de Osetia fue la proclamación de una República independiente en 1990. Poco después se desencadenaron las hostilidades entre georgianos y osetios, extendiéndose el conflicto hasta 1992. El conflicto significó también la aparición de la política de limpieza étnica por ambos bandos, política que tenía como objetivo crear zonas étnicas homogéneas; la consecuencia fue el desplazamiento masivo de poblaciones tanto georgianas como osetias y la multiplicación de los refugiados. Esta inclinación hacia Occidente fue vista con muchas reticencias por Rusia. Esta no podía permitir la existencia de un Estado miembro de la OTAN en su lado caucásico. Fue un factor más en el empeoramiento de las ya malas relaciones existentes entre ambos Estados. Con el antecedente de la independencia de Kosovo en mente, los osetios buscaron el reconocimiento internacional a su Estado. La situación política se hallaba actualmente en esta fase.
El conflicto entre Georgia y la región secesionista de Osetia de Sur se incrementó hasta convertirse en el enfrentamiento más grave que se ha producido entre ambas partes desde que una tregua puso fin a la guerra civil en 1992.
La solución al conflicto es compleja. La ONU tiene las manos atadas, por el poder de veto ruso; la Unión Europea no tiene fuerza política ni militar capaz de imponer algún tipo de acuerdo, como mucho podrá ejercer tareas de mediación; y EE.UU. difícilmente se va a querer ver envuelto en un nuevo conflicto, y menos frente a Rusia. Sí habrá un interés común en acabar rápidamente con el enfrentamiento armado tanto por razones humanitarias como por intereses económicos.
Las tropas georgianas lanzaron lo que parece haber sido una ofensiva militar coordinada contra la capital de Osetia el Sur, Tskhinvali, a la vez que el presidente de Georgia hacia hincapié en la necesidad de “restablecer el orden constitucional” en la región. El presidente ruso, Dimitri Medvedev, tras prometer “respetar la vida y la dignidad de los ciudadanos rusos dondequiera que estén”, respondió enviando más tropas para reforzar a las ya destacadas en Osetia del Sur en el contexto del alto el fuego. El 9 de agosto, el presidente Saakashvili declaró un “estado de guerra” de 15 días para facilitar la movilización.
Osetia del Sur está en Georgia y se halla separada de Osetia del Norte, que está en Rusia, por la frontera entre ambos países. Osetia del sur fue una provincia autónoma de Georgia pero en 1990 declaró su independencia, lo que llevo a una lucha armada, dejando miles de muertos.
Pero en el año 2004, la tensión aumentó luego de la elección del presidente Saakashvili, quien prometió restablecer la integridad territorial georgiana recuperando el control de Osetia del Sur.
Georgia todavía sigue con el objetivo de “reestablecer su orden constitucional”, a pesar de la oposición mayoritaria a ese orden por parte de la ciudadanía de las mismas. Y en medio de estos pulsos entre los actores internacionales, los perdedores una vez más pueden acabar siendo las poblaciones locales, sometidas a los caprichos de esas potencias extranjeras, que no dudan en anteponer sus intereses aún a costa de extender el sufrimiento. En estos momentos, Georgia se siente muy vulnerable ante Moscú, por lo que busca el apoyo occidental, y ve la presencia de tropas "de paz" rusas en Osetia o Abjasia como una amenaza directa. Por su parte, Rusia quiere mantener su presencia como freno al despliegue de tropas de la OTAN en Georgia. Finalmente, tanto Osetia del sur, como Abjasia, miran a Tbilisi como una amenaza permanente, y perciben la presencia de tropas rusas como una garantía para su seguridad. Los dirigentes rusos no reconocen la independencia de facto de esas naciones, pero procuran medidas que en cierta medida ayudan a la misma, como son la desaparición de visados o el aumento de los lazos económicos.

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